Te resistes, no creyéndola, a tu edad,
te resistes, derivando un cierto tic con la cabeza, a tus limitaciones,
te resistes a no poder amar como evocas en tus noches agitadas,
te resistes, soslayándolas, a no tener aventuras que bajen desde tu alma
ni a que afloren sin más.
Resistir, en realidad,
es morir de viejo.
¡Qué desastre!. Me he equivocado de poema... Debe de ser por hacer comentarios de madrugada, con la mente bajo mínimos...
ResponderEliminarPero ya que estoy: para mí resistir no es morir de viejo, es simplemente morir.