domingo, 21 de noviembre de 2010

VEINTICUATRO HORAS EN LA VIDA DE NADIE



Hay noches que son lamento,
lamento de grito opaco,
de gemido seco,
de desuelo.

Hay noches que no son noches:
lamento desnudo solo.

Hay noches que son lejano
remoto dolor aullido,
de ausencia siempre,
de nunca.

Hay noches que no son noches:
son jamás.

Y hay noches que no son
lamentos lejanos aullidos secos ausentes.
Son noches difíciles.



Hay días que son blanco,
claridad mate sin huecos,
luz llana continua,
tenue superficie
rasa,
sin accidentes;
plano certero:
perfecto
blanco.

Hay días que son buenos,
buenos días,
buenas intenciones,
amable transcurso plácido del tiempo,
los mejores
deseos.

Y hay días que no son
sino malos días,
días que no son días
cuando esperan la noche.

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